En España hay miles de trabajadores que aparentan ser autónomos… pero no lo son. No fijan precios, no eligen a sus clientes, no tienen libertad organizativa. Trabajan para una empresa, pero sin contrato, sin cotización real y sin red.
Se llaman falsos autónomos. Y no hablamos solo de repartidores o riders: músicos, sanitarios, profesores, actores, periodistas, cámaras de televisión o fisioterapeutas forman parte silenciosa de este engranaje.
El caso de los músicos
Esta semana, varias asociaciones de músicos profesionales han vuelto a alzar la voz:
“Fuimos los primeros falsos autónomos de España”.
La frase no es exagerada. En muchos eventos, festivales y orquestas, se exige a los músicos ser autónomos, aunque dependen de un único promotor o agencia. Se les impone cuándo, cómo, dónde y por cuánto deben trabajar.
Sin salario. Sin vacaciones. Sin desempleo. Con la obligación de pagar una cuota fija (incluso si no facturan) y soportar la carga fiscal que le correspondería a la empresa.
¿Qué dice la ley?
Según el artículo 1.1 del Estatuto de los Trabajadores, hay relación laboral cuando concurren:
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Voluntariedad 
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Retribución 
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Ajenidad 
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Dependencia 
En estos casos, la relación debería ser laboral, no mercantil. Y, sin embargo, más de 400.000 personas en España podrían estar trabajando en fraude de ley, según estimaciones del Consejo Económico y Social.
¿Por qué no se denuncia?
Porque hay miedo. Porque es difícil probarlo. Porque las empresas lo prefieren: se ahorran cotizaciones, despidos y derechos. Y porque muchos trabajadores creen que «es lo que hay» si quieren seguir tocando, repartiendo, actuando o trabajando.
¿Y ahora qué?
En Incomur defendemos un modelo económico donde el talento y el trabajo no se sostengan sobre la precariedad.
La solución no es demonizar el trabajo autónomo. Es diferenciar entre el que emprende y el que está obligado a parecerlo.
 Porque un autónomo real crea, decide, construye.
Pero un falso autónomo sobrevive en una ficción legal.
¿Has vivido o visto situaciones así en tu entorno? ¿Crees que estamos cerca de una solución real o seguimos mirando hacia otro lado?

